Facebook, Instagram, Youtube, Pinterest, Twitter…Son solo algunos ejemplos de aplicaciones que tenemos instalados en nuestro smartphone, o que usamos en nuestro ordenador.
Estas apps nos permiten estar en contacto con nuestros familiares, amigos y contactos, y compartir con ellos todo lo que hacemos y pensamos en cada momento. Nos proporcionan muchos minutos (y horas) de distracción cada día, ….y encima son gratis!!
Solo tienes que acceder a la Play Store, descargar la app, e instalarla en un tu móvil. Te sale ese mensajito diciendo que para poder usar la aplicación tan solo tienes que aceptar las condiciones de uso.
Si eres de los que le da corriendo al botón de “aceptar” para poder acceder al contenido, en este artículo te contamos por qué lo gratuito sale muy caro.

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Sociedad exhibicionista
La manera de tratar nuestra información personal ha dado un giro radical durante los últimos 15 años.
A través de redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter o Youtube, compartimos todo lo que hacemos en cualquier momento. Y ya no solamente con nuestra familia y amigos más cercanos, sino con el mundo entero.
Con solo un vistazo a tus redes sociales puedes saber de cualquier persona (aunque no la conozcas) qué hace en su tiempo libre, con quién se relaciona, dónde se encuentra, y qué gustos tiene. Ya no hace falta esperar al lunes para preguntar los compañeros de trabajo qué tal han pasado el fin de semana; probablemente ya te hayas enterado a través de las redes sociales.
Voluntariamente proporcionamos mucha información personal a través de estas plataformas. Hemos pasado de ser recelosos de compartir nuestras cosas privadas con otras personas, a ser una sociedad cada vez más exhibicionista.

Las cookies: recopiladoras de tus datos personales
Publicamos fotos en Instagram, posts en Facebook, tweets en Twitter, videos en Youtube, de manera voluntaria y consciente. Aparte de esto, está la información que nos resignamos a facilitar a través de las cookies que aceptamos para poder acceder a las páginas web y aplicaciones que queremos usar.
Dicho de una manera sencilla, una cookie es un software que va almacenando tus datos de las páginas que visitas. Cuando aparecieron hace muchos años, las cookies se dedicaban a registrar información como la hora de entrada en una web, el tiempo durante el que permanecías en ella, tu dirección IP, y qué otras páginas visitas. En principio no parecía algo muy relevante.
En la actualidad, cuando visitas una página web o te instalas una aplicación en el móvil, estás dando acceso a información como tu nombre, apellidos, dirección, email, número de teléfono, fecha de nacimiento, y también tus amistades (contactos), por nombrar solo algunos de los datos que recogen.
¿Qué sucede con esa información que recogen las cookies?
Las cookies envían tus datos de manera automática, y estos se almacenan en servidores ubicados en cualquier parte del mundo.
Las empresas que gestionan las aplicaciones que instalas, o las webs que visitas se dedican a analizar todos esos datos. Antiguamente, era un proceso tedioso y lento por lo que las compañías no eran capaces de analizar todos los datos que extraían de sus usuarios, ni de sacarle mucho provecho.
Con el paso del tiempo, la tecnología ha dado un salto gigantesco. Actualmente existen tecnologías como Big Data o Machine Learning, que usan algoritmos super-potentes para analizar todos los datos que se recogen de los usuarios.
Ya no solo se trata de la información directamente extrapolable que recogen las cookies; datos concretos como tu nombre, apellido, dirección IP, sexo, edad, dirección de email, dispositivo con el que te conectas, qué páginas visitas y qué cosas clicas durante el tiempo que pasas en su web.
Mientras navegas por Youtube o Netflix, sus algoritmos van analizando qué temas te interesan, qué tipo de películas y música te gustan.
Facebook o Instagram van analizando los perfiles de usuarios que más visitamos y las fotos que más visualizamos, para dar más exposición a las cosas que publican estas personas. Y a la vez para determinar si nos gustan más las rubias o las morenas.
Los periódicos online lo tienen bastante fácil para analizar la tendencia política que tenemos, en función del tipo de noticias leemos más.
Con el auge de los asistentes virtuales como Alexa o Google Home, hasta nos hemos acostumbrado a que Google y Amazon escuchen nuestras conversaciones.
Se supone que el micrófono solo se activa cuando indicas la orden “Alexa” o “Ok Google” y que nuestras órdenes son analizadas por un algoritmo, pero las compañías han reconocido que “en ocasiones” pueden intervenir empleados de las compañías en las escuchas, para poder mejorar el funcionamiento de los algoritmos que analizan nuestras conversaciones.
Gracias a la tecnología actual, cualquier empresa puede realizar un análisis exhaustivo de tus datos personales y un perfil muy completo de tu persona, y saber muchas más cosas de ti de las que te puedes imaginar.
Todo esto además es completamente legal. Somos nosotros mismos los que aceptamos las condiciones de uso y política de cookies de las aplicaciones y páginas web que visitamos. Sí, esa pantalla de “Condiciones” que nunca lee nadie antes de darle a “aceptar”.
Habría que tener en cuenta además que hay otras prácticas ilegales, a las que nos exponemos de manera involuntaria mientras usamos nuestros móviles. Prácticas como el phishing, los virus informáticos y troyanos son cada vez más sofisticados, o como no tienen que atenerse a ninguna normativa, pueden usar hacer un registro de las teclas que pulsas, y así obtener tus datos más sensibles como contraseñas o datos bancarios.

El precio que pagas por lo gratuito
Que las empresas como Facebook, Instagram o Youtube sepan cuáles son tus gustos, les permite determinar de una manera más eficaz qué tipo de anuncios debe ofrecerte. Pueden hacer más rentables las campañas de publicidad, y no te molestan con anuncios de productos que no te interesan nada. En principio, todos salimos beneficiados…
Alguna vez te has planteado ¿por qué Facebook llegó a ser la empresa más valorada del mundo, si la aplicación es gratuita?
A todos nos encantan las cosas gratuitas, y empresas como Facebook lo saben. “Gratis” es la manera en la que nos enganchan, a ser usuarios adictos a la aplicación.
Lo primero que debes pensar cuando usas una aplicación gratuita es “si no ves cómo gana dinero un determinado producto, el producto eres TÚ”.
Porque mientras usamos apps y webs gratuitas, estas empresas recogen nuestra información personal para enriquecerse, a costa de nosotros.
En plena era de la Información, tus datos personales son el recurso más valioso en este planeta. Y gracias a los más de 2 billones (¡¡2.000.000.000!!) usuarios que tiene en todo el mundo, Facebook ha logrado crear la mayor y más completa base de datos (personales) del mundo. Y su valor de mercado se basa en que puede coger toda nuestra información personal y la puede vender al mejor postor.
“Si no ves cómo gana dinero un producto, el producto eres TÚ”

El verdadero precio que pagas es nada menos que tu PRIVACIDAD.
Aunque todos seamos conscientes de que estas empresas disponen de nuestra información personal, tenemos esa extraña sensación de “confianza” en los Facebook, Apple, Amazon, y Google de turno.
Hasta cierto punto es razonable pensar que puedes confiar en ellos, pero harás bien en no perder de vista que ellos a su vez venden tus datos a terceros, que pueden ser cualquiera….
Por llevarlo a un extremo, ¿cómo sabes que tu información no acaba en manos de un hacker de algún país turbio? ¿O qué te parecería si ese conocido tuyo que te cae tan mal lo supiera todo de ti?
¿Qué más da mi privacidad? Si no tengo nada que esconder…
Es una respuesta con cierta lógica, que se escucha habitualmente cuando se habla sobre la privacidad en internet. Y no tiene por qué pasar nada.
Sin duda hay muchos beneficios que se pueden obtener si las empresas disponen de toda esta información sobre nosotros. Uno muy claro es la posibilidad de ofrecernos anuncios personalizados, solamente de productos que nos interesan.
Pero veamos un ejemplo, de qué podría pasar si una empresa tiene mucha información sobre nosotros:
El smartwatch es un dispositivo que ha despegado durante los últimos años.
Muy amado por los aficionados al deporte, gracias al GPS incorporado te proporciona información detallada sobre la cantidad de pasos que has dado, y la distancia que has recorrido a lo largo de una carrera. Muchos smartwatches te permiten compartir la ruta que has hecho directamente en tus redes sociales.
Los sensores incorporados además te dan información detallada sobre tu ritmo cardiaco, temperatura corporal y presión arterial. Ya hay compañías aseguradoras que, como parte de la cobertura de la póliza del seguro de salud, ofrecen a sus clientes poder conectar su smartwatch con el médico de cabecera.
Es el auge de la asistencia médica a distancia. En vez de tener que desplazarte a la consulta, tu médico ya podría monitorizar tu salud mientras estés cómodamente en tu casa, o en cualquier parte del mundo.
Los dispositivos smartwatch son cada vez más sofisticados y podrán monitorizar cada vez más aspectos de nuestra salud, de manera mejor. Que tu médico de la mutua te pueda examinar “a distancia” es una gran ventaja.
Pero al igual que el médico, tu compañía de seguros también dispone cada vez más de más información sobre ti. Analicemos esto con un poco más de profundidad.
El negocio de las compañías aseguradoras está en ofrecer pólizas de seguro, de salud en este caso. Como en cualquier negocio, las mutuas buscan que sus clientes generen más ingresos que gastos para que sea rentable.
Hasta ahora el riesgo para las aseguradoras está en saber valorar la probabilidad de que un cliente se vaya a enfermar a lo largo del tiempo. Es decir, las mutuas necesitan estimar si un cliente va a generar más ingresos que gastos para la compañía.
Hasta hace poco, las aseguradoras disponían tan solo de un cuestionario con unas pocas preguntas sobre el historial médico de un posible cliente nuevo. Además, al ser un formulario que rellenaba el propio cliente, era difícil asegurar la total veracidad de la información facilitada.
Los smartwatches han permitido a las compañías de seguros poder acceder a una gran cantidad de información fiable, sobre el estado de salud de sus asegurados.

¿Alguna vez te has parado a pensar todos los datos que se pueden extrapolar del GPS de tu móvil? Como todos sabemos, el GPS nos ubica en lugar en un momento del tiempo determinado. Teniendo el historial de localizaciones GPS, es relativamente extrapolar:
- Dónde vives
- Cuántas horas duermes todas las noches
- Dónde te encuentras de 9 a 19h (la empresa donde trabajas)
- Cuál es tu bar favorito, y cuántas veces a la semana vas al bar
- Con quienes te juntas en ese bar (por el GPS de los smartphones de tus amigos)
- Cuántas cervezas te tomas (por el tiempo que te pasas en esa ubicación)
- Cuántas veces a la semana vas al estanco a comprar tabaco
- Si vas al gimnasio o haces ejercicio de manera habitual
- Cuántas veces al mes vas a la farmacia
- Cuántas veces vas al médico
- ….
La Seguridad Social pública gratuita para todo el mundo es un sistema que tiende a desaparecer, a favor de un sistema sanitario privado. En muchos países ya es obligatorio disponer de un seguro médico, por lo que nos vemos abocados a las grandes mutuas.
Si tu compañía de seguros tiene acceso a toda esta información, podrán saber en seguida cuál es la probabilidad de que vayas a mantener tu buena salud. Eso podría permitir ofrecer pólizas más baratas a aquellas clientes que cuiden más su salud, y cobrar más a aquellas personas que supongan un nivel de riesgo mayor.
¿Hasta qué punto esto sería ético? ¿Sería igual de (in-)justo que una persona que voluntariamente descuida su salud pagara una póliza más cara, que en el caso de alguien que haya nacido con alguna enfermedad?
Hasta ahora la legislación ha velado por que todas las personas sean tratados por igual por parte de las aseguradoras, pero ¿cuál crees que será la probabilidad de que esto cambie en algún tiempo próximo?
¿Cómo podemos salvaguardar la privacidad que nos queda?
La tecnología siempre ha servido para ayudar al hombre y facilitarle la vida. Y esto siempre seguirá siendo así. El avance tecnológico siempre es positivo porque permite que el hombre evolucione. La clave está saber cómo convivir con ella, y cómo integrarla en nuestras vidas de la manera más adecuada.
El primer paso que debamos tomar es tomar conciencia.
Nuestros datos personales son el recurso más preciado en el mundo actual. Las empresas se dedican a obtener toda esa información, con ánimo de lucro.
En segundo lugar, debemos exigir a nuestros gobiernos que sigan velando por garantizar nuestra privacidad como individuos.
Desde algunos años, en Europa es vigente la RGPD que regula nuestro derecho a decidir qué información queremos compartir como usuarios de dispositivos Smart, aplicaciones informáticas y páginas web. Aunque esta normativa es susceptible de mejora, sin duda una buena iniciativa y un buen comienzo.
En tercer lugar, cada uno debemos ser responsables y cautelosos con nuestros datos personales.
Las 10 reglas básicas para salvaguardar nuestra privacidad en internet
- Lee las condiciones de uso de las páginas y aplicaciones. (Lo sé, es un tostón, pero deberías)
- Evita aquellas aplicaciones que solicitan muchos permisos. Por ejemplo, ¿una aplicación para reproducir música para qué te pide permiso a la cámara, el GPS, tus contactos, tu calendario, tus Fotos o a la carpeta de documentos?
- No instales aplicaciones de dudosa procedencia.Evita que una misma empresa tenga toda tu información personal.
- Usa un buen antivirus en tus dispositivos (teléfono móvil, smartwatch, ordenador,..)
- Usa una VPN.
- Emplea un gestor de contraseñas. Escribir tus contraseñas cada vez que accedes a una web aumenta tu exposición a ser hackeado. Si usas un gestor de contraseñas, este almacena tus contraseñas de manera encriptada (más segura), y las rellena automáticamente en las webs a las que accedes. Como no hace falta acordarse de ninguna clave, reduces mucho la probabilidad de ser hackeado.
- Configura la privacidad de tu navegador. Revisa todos los ajustes de privacidad de tu navegador de internet
- Regula las cookies y los permisos. En principio, cuanto menos activas, más privacidad mantienes mientras usas tus aplicaciones y páginas web.
- Borra tus cookies. Acostúmbrate a borrarlas de manera periódica.
Estas recomendaciones que puedes aplicar de manera inmediata. Te permitirán mayor privacidad a la hora de navegar por internet, y usar aplicaciones en tu smartphone.
El futuro de la protección de datos
Si miramos hacia el futuro, el gran reto que al que nos enfrentamos es cómo salvaguardar lo que queda de nuestra privacidad.
La clave está en determinar ¿cómo conseguir el mejor equilibrio entre los datos personales que facilitamos a terceros, y el control que mantenemos sobre esa información?
¿Nuestros datos personales no deberían de pertenecernos exclusivamente a cada uno de nosotros?
¿Queremos seguir asumiendo que otros se enriquecen con nuestros datos personales, o deberíamos ser nosotros quienes recibamos el dinero que generan nuestra información?
¿Deberíamos ser capaces de controlar quién y quiénes disponen de ello, en cada momento?
Sin duda, es uno de los grandes desafíos al que nos enfrentamos como sociedad en el futuro próximo.
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